martes, 3 de junio de 2008

¡Adiós a los telares!

Cada vez que un hombre
me abandona
me vuelvo más hermosa.
Más hermosa...

Maram Al_masri


Y que tú no sospeches mi presencia,
y te sientas a salvo
en esa fortaleza sin deseos
donde el plomo te ajusta los zapatos;
que ni tengas siquiera una caricia
bajo la piel cubierta de armaduras
que te oprime los dedos;
que la seguridad te vuelva manso
y el tiempo te envenene de nostalgia.

Yo desde los escombros de tu pérdida
sembraré nuevos mundos más propicios,
en los que Ulises nunca pierda el norte.

¡Adiós a los telares!

Yo ya pagué por tantas odiseas,
me supe desnudar como una diosa
y amar al más mortal de los cobardes.

Mi castigo es el peso de mi llanto,
y que la pena no me vuelve bella.

6 comentarios:

SONIA FIDES dijo...

Siempre que leo tus poemas me sobrecoge la calma con que sentencias, me sobrecogen esos finales que parecen escritos con la rotundidad que se escriben siempre los principios.

Un abrazo súper.

Peter dijo...

A mí me apena esa mansa resignación, el más o menos velado resentimiento que subyace y, sobre todo, el que no te acabes de creer ni te apliques lo que reza ese hermoso epígrafe. Eso sí, todo ello muy bien modulado y dulce al oído, pero un veneno para el alma condensada en cuerpo. Está bien que lo saques...

Besos, Mari.

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Qué preciosidad...

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

tus poemas hacen que uno se recoja a pensar...

Caperucito Lorca dijo...

Estupendo. Me encanta la cita que añades, y sobre todo la maestría con que resuelves el poema.

Espero que de ese hombre hayas aprendido una hermosa lección.

Besos.

Leo dijo...

Se me acaban los calificativos...
Voy a tener que tirar de diccionario contigo niña.

Cinco son pocos, no pararé hasta llenarte este patio de gente.

Un beso niña, y no llores tanto coño. ;)